Irene Nárdiz

Nació hace 28 años en un pueblo de la Costa de la Luz, Isla Cristina, allí pasó toda su infancia en una casa grande, entre los juegos en el paseo de Las Palmeras y los baños en la Playa central, hasta que el verano que cumplió 13 años se mudé, junto a su familia, a la ciudad de Sevilla, donde reside actualmente.
Siendo niña devoraba libros y dibujaba centauros y pegasos, aunque sus primeros pinitos en el “mundo de las artes” los hizo en el Conservatorio Elemental de Música de Isla Cristina y su banda de música siendo en ese momento su director Don Vicente Ballester.
La adolescencia fue un lapsus donde sólo (que no es poco) su vida aconteció sin mayores sobresaltos, pero, eso sí, siempre acompañada de sus lecturas.
Fue a los 21 años, cuando conoció, en su primer curso de escritura creativa a Soledad Galán, una escritora que despertó en ella definitivamente el interés por la escritura. También fue ella quien le dijo que acabaría escribiendo poesía aunque al principio no le creyó. En años sucesivos fue entrado en contacto, gracias a los Festivales Eutopía, con autores de la talla de Elena Medel, Carlos Marzal, Andrés Neuman, Juan Bonilla, Félix Romeo y un largo etcétera, provocando que su interés por la escritura se acabara convirtiendo en un pilar importante de su vida.
Poco después  llegaron los recitales de poesía en diferentes ciudades de Andalucía y de la mano de muchos grupos poéticos y editoriales con los que conserva estrechos vínculos de amistad y admiración, más talleres de escritura creativa, clubes de lectura y grupos de trabajo donde dar rienda suelta a su creatividad y por los que salieron a la luz el libro “Enredando” o una publicación de extraña regularidad llamado “Papelusar” cuya autoría comparte con otros poetas sevillanos.

Este libro es una nueva etapa. Es la constatación de que el trabajo, el compromiso  y el apoyo y confianza que volcaron sobre ella las personas que le rodean dan hermosos frutos. Qué sucederá después, ya se verá.